Nick Cave en el Hammersmith de Londres

Photos copyright John Galantini & Mary Jane Walker

26/10/13, Hammersmith, Londres

Nos desplazamos a la capital inglesa para poder vivir un concierto de la gira de presentación de Push the sky away después del derroche de energía y clase que nos brindaron el pasado Primavera Sound, que nos dejó con ganas de más. Y qué mejor lugar que el mítico Hammersmith para disfrutar plenamente de su propio espectáculo.

Con el cartel de «sold out» colgado desde hace meses, la máxima expectación se desató al apagarse las luces y empezar a sonar las notas de We no who u are con la que nos dieron la bienvenida, para enlazarla con una impresionante versión de Jubilee Street, temazo que desde ya es un clásico dentro de su repertorio, con un increíble «crescendo» que te va arrastrando hasta la catarsis final que hizo temblar los cimientos del Hammersmith y te da la sensación de que tus pies no están tocando el suelo. Gran demostración de unos Bad Seeds que, bajo la batuta de Warren Ellis, son una apisonadora, una precisa máquina en la que cada uno aporta lo justo y necesario en cada instante.

Con Abattoir blues empezó el repaso a su amplio cancionero, seguida de una celebradísima Tupelo en la que un motivadísimo y entregado Nick Cave derrochó energía cantando encima de la valla y apoyándose en la gente de las primeras filas. Stranger than kindness, Love letter o la olvidada Far from me de Boatman´s call cayeron en forma de regalo para los fans ya que no entraban en su repertorio hacía años.

 

 

No faltaron clásicos como From her to eternity, la imprescindible The mercy seat o Red right hand. Luego llegó una alargada versión de Stagger Lee, donde como viene siendo habitual últimamente, Nick aprovecha para interaccionar con el público cantando prácticamente todo el tema entre la gente, como a la chica a quien recriminó estar con el móvil en la mano mientras le cantaba. Con las notas del tema-título de su último trabajo  todavía resonando en nuestras cabezas la banda abandona el escenario.

Reaparecen con otro de los destacados del nuevo disco: We real cool, para poner todo patas arriba con Deanna. Vuelve a dirigirse a las primeras filas para pedir qué canción debían tocar y dice: «muy bien, Jack the ripper, ésta es para ti», señalando al afortunado.

Para acabar nos obsequió con un tema nuevo («Give us a kiss«), que empezó al piano para terminar sólo al micrófono enfrente del escenario.

Así nos fuimos, con la sensación que nos durará varios días de haber presenciado un gran concierto que guardaremos siempre en nuestra memoria. Un Nick Cave pletórico de forma y confianza, que desde sus inicios no se mostraba tan visceral y crudo, pero con la sabiduría y control de la situación que le han dado los años. Atrás han quedado sus experimentos colgándose la guitarra o su época más reposada en la que pasaba gran parte del show sentado al piano.

Larga vida a NICK CAVE & THE BAD SEEDS.

 

Crónica: Carlos Pascual