Porque lo demás ya lo tienen: Vintage Trouble

28/07/14, Sala Bikini, Barcelona

Generar expectativas. Tan buenas y necesarias como a la vez traicioneras, pues estás en el ojo del huracán de manera inmediata, preparado para oír toda clase de halagos si gustas, y ostias como panes si defraudas.

Lógicamente, no iba a ver término medio, o una cosa o la otra. “Parece que hoy van a tocar los Rolling Stones, ¿habrá para tanto?”. Ese es solo alguno de los comentarios que oigo antes de entrar, el que merece más mi atención. A la salida, para todos los gustos, los que salían encantados (la mayoría), los que si les pinchabas no les salía ni una gota de sangre (la minoría), y los aún indecisos y escépticos a la espera de lo que pueda hacer el grupo en un futuro cercano. En mi caso, no me posiciono claramente en ninguno de esos escenarios, quizás estoy en un término medio, y a expensas de lo que el grupo nos enseñe en próximas citas, y sobre todo, con su siguiente disco. Ahí estará la clave. Si cuelan un par de singles radiables, y un álbum consistente avalado por un buen productor, tendrán ganada la partida y seguramente, no hablaremos de que tocan en recintos con este formato y ante un público así de concreto. Serán palabras mayores, sus llamativas y reiteradas actuaciones en los programas de David Letterman, Jay Leno o Jools Holland tendrán todavía más sentido. Eso sí, dependerán de las canciones, el grueso de cualquier grupo por buen directo que tengan, el objetivo es que lleguen más lejos que con las de su debut. Porque lo demás ya lo tienen, la actitud, la pose, la imagen, la intención, el sonido, un frontman seguro y excitante, unos compañeros que saben que la estrella es él, un exultante Ty Taylor. En las tres fechas anteriores en la península, se habían llevado loas, comparativas con el carácter de James Brown, y eso llegó al respetable, gracias a una acertada promoción y al boca a oreja en redes sociales, el termómetro para calibrar lo que hablamos al principio, las generosas y merecidas expectativas.

 

Vintage Trouble

 

Tras hora y media enérgica de música salpicada de rock y sonidos negros, acotaron todos los clichés típicos en conciertos de estas características, subir a cantar a la barra de la sala, saltar al público y llegar hasta el fondo, jugar con el micro como los cantantes de soul en los setenta, músicos hábiles, sonrientes y elegantes en todos los aspectos, la parafernalia consabida del circo del rock n´roll. Una vez sudaron la última gota sobre el escenario, salieron a la carrera en dirección al puesto de merchadising, un guiño plausible, un signo de inteligencia: la comunidad trouble maker debe crecer cada día. Su secreto mientras no se les escape de las manos. De momento, el camino es el correcto. Dios (Satán o quien sea) dirá.

Crónica: Toni Castarnado

Fotos: Fernando Ramírez