25/06/14, Apolo, Barcelona
Llegó el día indicado. De nuevo la gente de Madness Live! nos regalaba un directo de calidad de esos que no todo el mundo se atreve a ofrecer. Porque, estaba laro que aquello sí que iba a ser una verbena y no la de San Juan. Por todos es sabido que estos tipos tienen un don en directo. Sin duda alguna su espectáculo es lo más agresivo, visceral y gore que puedes echarte a la cara. Sin fuegos artificiales, ni trucos incendiarios. The Dillinger Escape Plan son dinamita en si mismos.
Difícil lo tenían Hypno5e y Veraruz. Los primeros, entre otras cosas, porque en la sala apenas había 100 personas. En ningún momento sonaron especialmente diferentes (de hecho algún ritmo era clónico a algún tema conocido de otros grupos). Veracruz fueron el calentamiento perfecto para un futuro Resurrection Fest. Eso sí, su frontman ha perdido forma en estos últimos tiempos y eso pasa factura cuando tu música es tan acelerada. El ambiente se animó bastante. Se vio algún circle pit y alguna leche digna ya de mención.
Empezó a sonar Prancer y aquello parecía el psiquiátrico. Cierto es que los dos primeros temas no sonaron del todo bien, pero a los allí presentes nos importaba más bien poco. Bastante teníamos con asumir aquel derroche de energía y evitar que nos reventaran la nariz. El juego de luces que llevan y las proyecciones que les acompañan son geniales (como narices lo hacen para cuadrar los temas con las proyecciones). Porque, no nos engañemos, TDEP son grandes músicos.
No son el típico grupo de «mucho ruido y pocas nueces». Son máquinas infalibles de música que tocan mathcore. La combinación Farewell, Mona Lisa- Milk Lizard- Panasonic Youth infalible. Momentos de lucidez y ambición. Panasonic Youth es como la primera vez que te roban por la calle, como tu primer susto con el coche… una genial hostia en toda la cara. Puedes pensar que detrás de esa propuesta hay más humo y luces que otra cosa. Tú mismo. No opinamos igual.
Puciato es el líder ideal para una banda como ésta. El tipo debe tirarse unas cuantas horas diarias en el gimnasio porque ese despilfarro de energía no está al alcance de cualquiera (de hecho, sus brazos hablan por si solos). Cuando asumías que aquello tenía que bajar de revoluciones suena Hapiness Is A Smile. No llenábamos la sala pero no hacía falta.
A diferencia de otros bolos, tanto público como grupo estaban entregadísimos. Aparecía gente por todos los lados y si no eres amigos de los golpes a destiempo no pintabas nada en las primeras filas. Difícil no abstraerse y quedarse boquiabierto durante unos instantes gozando de aquella locura. Porque, al distanciarme un poco y ver aquello con cierta perspectiva observé absorto la locura allí congregada. Y así fueron sucediéndose los temas, con Ben Weiman llevado, guitarra en mano, por todo el público. Con Billy Rimer repartiendo con sus baquetas a doquier como si no hubiera un mañana. Con Liam Wilson aporreando su bajo como un martillo pilón. Delicioso. Admirable. Parón necesario de un par de minutos (al menos para el público) y más caña con The Mullet Burden y la cover de Aphex Twin, Come to Daddy. Un Puciato totalmente poseído entre el público dándolo todo y más. Final de noche con más gente encima del escenario que en la platea con Sunshine The Werefolf como banda sonora del espectáculo.
A tirones, a luchas anti melódicas… choca tus puños y déjate llevar. Porque no verás todos los días una chica con faldita saltar del escenario. Porque el movimiento se demuestra caminando. Menos pose, estética o artificio y más decibelios. Sácalo todo, mañana toca currar de nuevo.
Crónica y fotos: Sergio Pozo