23/01/16 Razzmatazz 2, Barcelona
Aquello de «más vale tarde que nunca» no siempre está tan bien como parece. Tarde… llegó tarde la cita con los neoyorquinos. Cuando crees que algo ocurrió hace 4 o 5 años debes consultar la hemeroteca porque existen muchas posibilidades de que te equivoques. Y así era. Corría el año 2006 y Coheed and Cambria se disponían a presentar su glorioso Good Apollo, I’m Burning Star IV, Volume One: From Fear Through the Eyes of Madness, sin duda alguna, su mejor trabajo. Aquel concierto se canceló y con la anulación cayó la oportunidad de verles en su mejor momento. Quisimos hacer justicia con el pasado pero, quizás, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Abrieron Avida Dollars para un público reducido, obviando que el resto de gente estuviera calentando motores en el bar. Más tarde comprobamos que apenas faltaban un centenar de personas para completar el pobre aforo que presentó la sala. Después de dedicar algún tema y las pruebas de sonido a la benemérita (los pobres chavales llegaron tarde por dos encuentros con La Guardia Civil) Avida Dollars supieron hacer la espera más llevadera. Se notaba que jugaban en casa y tanto ellos como el público se lo pasaron en grande coreando los temas al unísono. Era la tercera vez que veía en concierto a los chicos y, como siempre, espectacular sonido y buen directo.
La deslumbrante cabellera de Claudio Sánchez aparecía en escena para deleite de sus fans. Apertura directa sin preámbulos con Island y una sensación de vacío en el escenario. Los cuatro estaban demasiado separados y apenas mostraron interacción entre ellos. Nada que reprochar en cuanto al sonido de la sala, efectivo y directo. Realmente la voz del frontman es mágica, un funambulista capaz de arriesgar hasta puntos insospechados con el «gallo» que jamás aparece. Por lo demás, todo transcurrió con normalidad. Un buen bolo, aunque demasiado frío y con momentos algo monótonos. Con ese nombre, digo yo que un par de frases en castellano sabrá decir… pobre comunicación con un público que, recordemos, jamás habíamos podido ver a la formación en sala. Lo cierto es que todo empezó a bajar de intensidad cuando Claudio Sánchez decidió recoger su melena. Lo mejor de la noche, el bis con los hits de su tercer trabajo (aunque figure un IV en su portada, ya que se refiere a la saga) Ten Speed (Of God’s Blood and Burial) y Welcome Home dejando más claro si cabe que cuando sacaron ese disco era cuando estaban en su momento más grande. La épica de la guitarra de doble mástil, las mordidas a sus cuerdas y las «espaldinhas» sólo decoraban una velada con sabor agridulce. Era sábado noche, era Coheed and Cambria, era una cita con el pasado. Como decía Ana Torroja «Ay que pesado, que pesado, siempre pensando en el pasado» quizás es culpa mía. La nostalgia, esa peligrosa compañera de viaje.
Crónica y fotos: Sergio Pozo