Adrián López, guitarrista de Chaos Before Gea

Adrian Lopez guitarrista Chaos

 

Chaos Before Gea es una banda malagueña que acaba de presentar su segundo LP, Khâron con un metal conciso que recibe influencias que van desde el death al post rock. Uno de sus guitarras, Adrián López, ha querido compartir sus 5? de RSD con nosotros.

 

1- ¿Cuál fue el primer disco que te compraste?

Yendo un poco más atrás, recuerdo con especial orgullo cómo conseguí mi primer equipo, una minicadena Panasonic que me costó 63.000 pesetas, justo lo que tenía en la hucha tras años ahorrando sin ningún propósito en mente. Tras meses escuchando y grabando decenas de cintas TDK, un día me armé de valor y me presenté en Málaga capital tras hora y media de autobús con la intención de visitar la tristemente desaparecida Tienda Tipo de Plaza Uncibay. Para un chaval de pueblo como yo, a sus tiernos 14 años, aquello supuso toda una aventura. Aquel día me llevé a casa El Insomnio de Hamlet, el primer disco original que compré por mis propios medios.

2-¿Cuál es, para ti, la joya más preciada de tu colección de discos?

Jugando sucio, diría que la discografía (casi) completa de Annihilator, una de las bandas de mi vida. Recurro muy a menudo a sus discos, pero siendo justo debería reconocer que Never Neverland es el más machacado de todos. Por circunstancias distintas, siento especial cariño por otras piezas de mi colección, como la (buscadísima) edición original en vinilo del EP homónimo de Queensrÿche. Encontré esta joya junto a la edición española del Hail to England de Manowar en una cesta llena de morralla, y solo me costó 60 míseros céntimos. También siento especial cariño por Deus ex Machina, el 10” de Trono de Sangre, porque poder comprar un buen disco tras un mejor concierto cuenta mucho, y más tratándose de una edición tan artesanal y limitada. Una patada en la boca magistral.

3-¿Tu portada de disco favorita? 

Siento especial predilección por todas las portadas que Paul Romano ha creado para Mastodon, una de mis bandas favoritas y una influencia muy grande para Chaos Before Gea a todos los niveles. Si tengo que quedarme solo con una, destacaría la majestuosa portada de Leviathan.

4-¿Qué vinilo regalarías a alguien que se acaba de comprar un tocadiscos?

El compañero Marc de Soul Aside se me adelantó y sugirió muy sabiamente el Made in Japan de Deep Purple, así que he tenido que pensar en otra cosa… Voy a sacar a flote mi lado patriótico y a barrer un poco para casa: me quedo con Atlas, el álbum debut de los sevillanos/gaditanos Catorce, en mi opinión, uno de los mejores discos nacionales del pasado 2014; grabación 100% analógica, y unos temazos que quitan el hipo. Hace unos meses finalizaron con éxito una campaña de Crowdfunding para financiar la edición en vinilo, así que permanezco a la espera de recibir ese bonito 12” para darle tantas vueltas como al CD. Creo que sería un regalo estupendo.

5-¿Qué es para ti el Record Store Day?

El pasado mes de mayo estuve de vacaciones en Nueva Orleans, una ciudad que me ha conquistado por completo: música en la calle, bandas tocando en cada bar… y unas tiendas de discos de las que ya no quedan, de esas de película, con varias plantas y pasillos interminables repletos de vinilos. Tuve la oportunidad de charlar con los dueños de 2 de ellas (Peach Records, en pleno French Quarter, y Euclid Records, en el barrio de Marigny), y al comprobar que era español, ambos me comentaron con tristeza que habían estado de vacaciones por Madrid y Barcelona, y que no pudieron encontrar gran cosa… Para muchos de nosotros, el Record Store Day supone un sentido homenaje a todos aquellos que siguen luchando por esto en un país que, por desgracia, no acompaña. Un punto de encuentro para aquellos que todavía comprenden y valoran todos el proceso que existe entre la creación de unas canciones, las interminables horas en el local de ensayo… y su materialización en forma de álbum, en algo que además de escuchar, se puede llegar a venerar. Una celebración para esa gente que todavía se toma el tiempo de sentarse en el sillón, libreto en mano, para paladear cada pista de la manera más pura posible.