Valor en alza: Girl Band

Girl Band

16/11/16 Apolo [2], Barcelona

La mayoría de veces las bandas te flipan cuando las ves en concierto y luego te engorilas a comprar sus discos pero con Girl Band no ocurrió así. Fue uno de esos vídeos en directo en lo que podría ser el comedor de mi casa (tan exclusivos haces años y tan prolíficos en la actualidad) lo que me llamó la atención de los irlandeses. Luego llegó el disco y al final el concierto en sala. Pero al vernos en vivo hace unos meses la decepción fue mayúscula: algo faltaba. Todo el mundo merece una segunda oportunidad, ¿no?

Seamos sinceros: llevo muchos años acudiendo a la pequeña sala Condal y jamás la había visto tan vacía. Quizás la saturación en la agenda de conciertos en la ciudad o su falta de punch en su anterior visita tuvieron algo que ver. En cualquier caso si estás metido en este mundillo sabes lo complicado que es esto de montar un bolo. Mal día para dar una segunda oportunidad al directo de un grupo. El refranero español dicta «Al mal tiempo buena cara» y alguien se lo debió explicar a Dara Kiely que se quitó la chaqueta, tiró el móvil al suelo y empezó a escupir frases como un campeón.

Girl Band 2

Poco puedo expresar en palabras mediante esta crónica. Todo lo que no les salió a los irlandeses en su anterior visita les salió en ésta. Brillantes, agresivos, descarados, diferentes… convincentes. Sus temas sonaron como nunca, jugando entre el noise y el post punk como nadie. La sonoridad de la sala, en su caso, es clave y La [2] de Apolo en eso se sale. No fueron de menos a más: siempre fueron más. Mucha fuerza y genialidad al interpretar los temas, no debe ser nada fácil tocar de esa manera guitarra y bajo. Tienen momentos muy bestias y, para qué engañaros, cuando se ponen en plan «chumba chumba» como en Fucking ButterWhy They Hide Their Bodies Under My Garage? a mí me ponen más cachondo que una mona.

Girl Band 3

No me jodas: Pears for Lunch y Paul son putos himnos. ¿Y The Cha Cha Cha o The Last Riddler? Eso son una vacilada de temas. Los pocos que acudimos a la llamada de Girl Band disfrutamos como enanos de los tembleques y espasmos de su líder que esta vez sí que tenía total libertad de movimientos (en su anterior visita entró muleta en mano al escenario) y del despliegue sonoro que mostraron sus escuderos en la sombra. Bailamos, vibramos, gozamos y arrasamos con el puesto del merchan dejándoles sin vinilos. Porque las segundas partes pueden ser buenas.

 

Crónica y fotos: Sergio Pozo